no soy yo, es la cultura
Estoy a favor de la travesía fantástica de la infidelidad. Desde mi primer novio a los 15 años busco adrenalina mintiendo, ocultando, transgrediendo, tergiversando. Hoy en día se dice que no tenes responsabilidad afectiva o que sos una loca tóxica o directamente tenes una pareja abierta y listo. He escuchado una máxima que dice que la monogamia se sostiene en la infidelidad. Hace una semana estaba en la cama con alguien: habíamos tomado cocaina, vino, tuvimos sexo, leímos poesía pero yo estaba necesitada de otro tipo de deseo. Vi que un conocido con el que fuimos amantes estaba con una novia nueva. Le hablo, fingiendo inocencia, empecé a mentir sobre la nostalgia que tenía de nuestro tiempo juntos, tire la típica frase “pero viste que en ese momento yo estaba re enamorada de vos” hasta que la conversación viró a la nostalgia sexual. Como si fuera un jueguito online de conquista le hice acordar de la vez que cogimos en la ducha, el reía, yo pasaba por caramelo su corazón. Otra anécd